En la mayoría de los casos, esta patología está causada por el reflujo de líquido del estómago (denominado reflujo gastroesofágico) hacia el esófago, que, al contener ácido, puede irritar el tejido.
Ya que la causa más frecuente de esta afección producida por el reflujo gastroesofágico, los factores que suponen un riesgo en el desarrollo de esta patología son:
- Obesidad.
- Fumar.
- Tomar determinados medicamentos sin beber mucha agua.
- Vómitos de repetición.
- Cirugía o radiación del tórax, en tratamientos como el empleado para curar el cáncer pulmonar.
- Hernia de hiato, una patología en la que el estómago empuja a través de la abertura en el diafragma, punto en el cuál el esófago se une al estómago.
Existen una serie de alimentos que pueden empeorar los síntomas de la afección, tales como el tomate, las frutas cítricas, la cafeína, el alcohol, los alimentos picantes, el ajo, la cebolla y el chocolate.
Aquellas personas que tienen sistemas inmunitarios débiles también pueden presentar infecciones que las lleven a padecer esofagitis. Estas infecciones pueden producirse por hongos u hongos levaduriformes (en un gran número de casos de cándida) o por virus, tales como el herpes o el citomegalovirus.
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